Llegó la temporada de calor y, con ella, uno de los enemigos más comunes de los adultos mayores: la deshidratación.
El agua representa dos terceras partes de nuestro organismo, pero a medida que envejecemos va disminuyendo hasta alcanzar un 60% en hombres y 50% en mujeres. Esto se debe a que el tejido muscular (con mucho contenido en agua) se cambia por tejido graso.
Y esto…¿en qué afecta cómo me hidrato?
En adultos mayores los requerimientos van entre 2 y 2.5 litros de agua al día. Sin embargo, es importante mencionar que cualquier adulto mayor ve disminuida su sensación de sed y, además, antes de llegar a ese grado la pérdida de líquidos es mayor si se compara con la de un joven o adulto.
Aunado a esto, hay situaciones en las que se hace indispensable aumentar la ingesta de líquido. Es decir, tomar más agua. Por ejemplo:
- Temperaturas elevadas.
- Problemas digestivos: vómito y diarrea.
- Actividad física.
Ante esto, expertos señalan que los adultos mayores deben…
- Tomar de 8 a 12 vasos de agua al día.
- Forzar la ingesta en la mañana y en la tarde.
- En cada comida agregar un vaso de agua.
- El resto del día ingerir entre 4 a 6 vasos de agua de manera fraccionada.
- Si se vive en una zona calurosa procurar siempre tener un suero a la mano, ya que estos ayudarán a una hidratación más rápida y efectiva que el agua.
Desafortunadamente, cuando un adulto mayor sufre una deshidratación es más propenso a tener una falla renal o presentar otras complicaciones que afecten su salud. Ante esto, es esencial tomar medidas preventivas y procurar que adopten el hábito e la buena hidratación. Esto implica evitar jugos y refrescos con el objetivo de rehidratarse.
Fuente: https://bit.ly/2UZ3qrh